El lunes muy temprano, comenzó la peregrinación... Últimos preparativos... trámites y alguna compra, nos gastaron la mañana, a mediodía partimos con la Trafic gasolera a gastar kilómetros, con el aditivo lubricante de la charla, que constantemente nos envolvía, por suerte consumimos muchas mas palabras que gasoil... y así, de a poco, sin pausa, fuimos recorriendo el día, consumiendo camino. La noche nos alcanzó con las sierras de Lihué Calel al través de babor, y aún faltaban casi 120 MN, para Santa Rosa, preocupados por la hora avanzada de nuestro ETA, recorríamos los últimos tramos... Llegamos a S. Rosa a las 2300 hs, ¡tarde pá visitas!... Juan, quería llamar por Celular al número de Alberto, el lo conecta solo después de las 2100 de cada día... yo me resistía sin convicción a que lo haga... ¡era un papelón!... llamar y decir: " hola... ¿estás en casa... vamos para allá?”... Adaptación libre del citadino: ¡ Vi luz y subí! Cargábamos combustible frente al Casino de Santa Rosa, Juan, "pelo" el celular", y sin mediar comentario marcó el numero mágico... yo haciéndome el boludo contenía la respiración como para escuchar una puteada del otro lado de la comunicación telefónica... ¡¡Hola que tal... soy Juan La Bianca de Rosario... estuve en tu casa... estoy con alguien que conocés... queríamos saludarte,,, etc. ...etc...!!... Respuesta... silencio de escucha...Juan: Bueno... bueno... (Mi pera temblaba) silencio de escucha... y finalmente, dice Juan: ¡¡¡Vamos para allá!!! Juan: ¡¡Me dijo que vayamos... que esta al pedo... y siente que, será un gusto charlar un rato con nosotros...!!
Manejar con las piernas temblando se hacia muy difícil, pero las ganas y la meca...perdón... digo la meta, valían sobradamente la pena. Unos 20 Km. nos pusieron frente a "La Cambicha", abrimos la prolija tranquera... entramos... ya recorríamos tramos mágicos... recorríamos las "aguas" del Maestro sin educandos... Una muy prolija casa, iluminado con luz "de campo"... nos fue orientando a puerto... otra tranquera... y al reparo de un aguaribay, amarramos la Trafic...
Desde allí se veía, a contraluz, la imagen flaca y larga de Alberto... que nos recibía en la puerta... Apoyado en el alambrado... como en una canción de Larralde... Yo sentí... que un profeta se ponía en mi camino... (Exagerando) Saludo va y saludo viene... reconociendo nuestras caras, recordando la visita de Juancho el kayakista que con Ana su novia, habían hecho aquel verano... el Don Vito de Itaparica, con fideos con Tuco alimentando aquellas primeras charlas, donde aún la admiración no había nacido... pero que comenzaba a gestarse... Las "Charlas en el Cockpit" y la entrega de diploma que Pepe me propuso al terminar la segunda de aquellas esperadas charlas... donde a mi, como a muchos... nos enmudeció...
Impecable cocina con calor de leña en la "económica"... gran mesa... pava al fierro... y así comenzó la ronda de mate y el viaje al infinito, subidos a la alfombra mágica de la filosofía torrobera, de verdad... La India, China con sus artes marciales, Hong Kong con el reducido espacio que modelaba gustos y costumbres, Nepal con sus indispensable arroces con poca salsa picante, pues el resto de la comida enfermaba... Nueva Guinea y sus "tecnológicas" costumbres jamás superadas, ni igualadas por las occidentales, técnicas nativas rebuscadas, inesperadamente con hogueras seguras, y manipuleos no superados por tratamientos mas lógicos del coco, fruta mágica... Lo curioso de la existencia de un jeep abandonado por su inutilidad en una isla de solo 300m de largo en su parte plana... sin caminos muy montañosa. Todo esto y muchísimo más, relatado y acotado con palabras en los idiomas locales por Alberto... necesariamente traducidas y explicadas... A poco de empezar la visita lo comencé a evaluar como normal... ya no lo veía como a un profeta... la casa no era la meca... pero fui entendiendo la genialidad de un hombre y los caminos, sin señales ni marcaciones viales, de su búsqueda, sin ansiedad con sus métodos, no metódicos, con su vivir sin espera, solo viviendo feliz en la aceptación, solo del día como cosa tangible, del ahora, del momento, tratándolo de sentirlo a fondo... con la energía que el Ya, transmite... y queda atrás, y no sirve... generando el impulso, los argumentos para vivir , disfrutar, aguantar, tolerar, (según corresponda) el Ya , que viene y sigue y se transforma en el nuevo Ya , hoy y ahora... proyectándose, sin mirar demasiado atrás ,en la vida... vida que solo tiene un sentido... el hoy y todo lo acumulado inconscientemente como energía y memoria oculta , para poder transitar el hoy que nos corresponda...
Muy difícil para mí tratar de explicar lo sentido, Alberto es energía, creo que como todos, pero recibirla en plenitud es absolutamente imposible para mí... estar con él es apenas leer la contratapa de un libro... Sentí que, una frase, un pequeño relato, generaba ideas y charlas futuras kilométricas... profundas, en la medida de nuestras capacidades... Escuchar a Alberto... sus palabras suenan como desde lo profundo de una larga caverna montañosa... donde uno se va metiendo, y el eco de las paredes aclaran la voz, aunque él, a medida que la charla se desarrolla entra cada vez mas en la cueva, alejándose, a paso mas seguro y rápido que nosotros... pues debemos parar para el descanso reflexivo que generan sus comentarios... La charla siento que nos aleja mas a cada momento, sin embargo se lo escucha cada vez mejor, mas claramente, pero mas inalcanzable... aunque sé que al salir de la cueva ya no seré el mismo, habré cambiado imperceptiblemente, quizá acelerando o cambiando un poquito el rumbo de mi madurez, que la vida genera implacable y naturalmente... día a día... minuto a minuto...
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